domingo, 23 de octubre de 2011


 Membranas y transporte de membranas

La membrana está constituída de lípidos y proteínas. La parte lipídica de la membrana está formada por una película bimolecular que le da estructura y constituye una barrera que impide el paso de substancias hidrosolubles.


Figura 1.1.2.B - Estructura de la Membrana Celular.

Las proteínas de la membrana están suspendidas en forma individual o en grupos dentro de la estructura lipídica, formando los canales por los cuales entran a las células, en forma selectiva, ciertas substancias.

La selectividad de los canales de proteínas le permite a la célula controlar la salida y entrada de substancias así como los transportes entre compartimentos celulares. Las proteínas de la membrana no solo hacen que el transporte a través de ella sea selectivo, sino que también son capaces de llevar a cabo transporte activo (transferencia en contra del gradiente de concentración).

Las demás funciones de la membrana, como son el reconocimiento y unión de determinadas substancias en la superficies celular están determinadas también por la parte proteica de la membrana. A estas proteínas se les llaman receptores celulares. Los receptores están conectados a sistemas internos que solo actúan cuando la substancia se une a la superficie de la membrana. Mediante este mecanismo actúan muchos de los controles de las células, algunos caminos metabólicos no entran en acción a menos que la molécula "señal", por ejemplo, una hormona, haya llegado a la superficie celular.

En la membrana se localizan unas glicoproteínas que identifican a otras células como integrantes de un individuo o como extrañas (inmunoreacción).

Las interacciones entre las células que conforman un tejido están basadas en las proteínas de las membranas.

Resumiendo, la estructura de las membranas depende de los lípidos y las funciones dependen de las proteínas.

Estructura de las Membranas

La membrana plasmática tiene un grosor no mayor de 5 nm. Debido a que la mayor parte de las proteínas tiene un diámetro mayor a 10 nm, uno de los principales problemas para comprender la estructura básica de las membranas consistía en determinar la forma en que las moléculas se disponían en un espacio tan pequeño. El actual modelo de la estructura de la membrana plasmática es el resultado de un largo camino que comienza con las observaciones indirectas que determinaron que los compuestos liposolubles pasaban fácilmente esta barrera lo que llevó a Overton,  ya en 1902, a sostener que su composición correspondía al de una delgada capa lipídica; posteriormente se agregó a esta propuesta la que sostenía que en la composición también intervenían proteínas. Hacia 1935 Danielli y Davson sintetizaron los conocimientos proponiendo que la membrana plasmática estaba formaba por una "bicapa lipídica" con proteínas adheridas a ambas caras de la misma. 




La integración de los datos químicos,  físico-químicos y las diversas técnicas de microscopía llevó al actual modelo de "Singer S.J.,  and Nicolson, G.L. (1972) Science, 175:120" (Singer S.J., and Nicolson, G.L. (1972) Science, 175:120). Según este modelo del mosaico fluido, que ha tenido gran aceptación, las membranas constan de una bicapa lipídica (una doble capa de lípidos) en la cual están inmersas diversas proteínas.
La bicapa lipídica ha sido establecida como la base universal de la estructura de la membrana celular. Es fácil de observar en una micrografía electrónica pero se necesitan técnicas especializadas como la difracción de rayos X y técnicas de criofractura para revelar los detalles de su organización.




Membranas celulares de neuronas opuestas.  Dennis Kunkel ©  (m.e., 436.740x http://www.pbrc.hawaii.edu/~kunkel/gallery/fungi-sm1/92386a.html), usada con permiso.

La membrana es una estructura cuasi-fluida, en ella sus componentes pueden realizar movimientos de traslación dentro de la misma. Esta fluidez implica que los componentes en su mayoría solo están unidos por uniones no covalentes.  La microscopía electrónica mostró a la membrana plasmática como una estructura de tres capas, dos de ellas externas y densas, y una clara en el medio.
Los lípidos son insolubles en agua pero se disuelven fácilmente en disolventes orgánicos. Constituyen aproximadamente el 50% de la masa de la mayoría de las membranas plasmáticas de las células animales, siendo casi todo el resto proteínas. Existen 109 moléculas lipídicas en la membrana plasmática de una célula animal pequeña.
La molécula primaria de la membrana celular es el fosfolípido, posee una "cabeza"  polar (hidrofílica) y dos "colas" no polares (hidrofóbicas), son por tanto simultáneamente hidrofílicos e hidrofóbicos (Término introducido por Hartley en 1936). 



Los fosfolípidos en la membrana se disponen en una bicapa con sus colas  hidrofóbicas dirigidas hacia el interior, quedando de esta manera entre las cabezas hidrofílicas que delimitan la superficie externa e interna de la membrana.   El espesor de la membrana es de alrededor de 7 nanómetros.





Esquemas de una molécula de fosfolípido

Debido a que las moléculas del tipo de los fosfolípidos tienen un extremo que se asocia libremente con el agua y otro que no lo hace, cuando se encuentran dispersas en agua adoptan por lo general una conformación de capa doble. La estructura en bicapa permite que los grupos del extremo hidrofílico se asocien libremente con el medio acuoso, y que las cadenas hidrófobas de ácidos grasos permanezcan en el interior de la estructura, lejos de las moléculas de agua.

Esquema del modelo fluido de membrana



 
  1. Bicapa de fosfolípidos)
  2. Lado externo de la membrana
  3. Lado interno de la membrana
  4. Proteína intrínseca de la membrana
  5. Proteína canal iónico de la membrana
  6. Glicoproteína

  1. Moléculas de fosfolípidos organizadas en bicapa
  2. Moléculas de colesterol
  3. Cadenas de carbohidratos
  4. Glicolípidos
  5. Región polar (hidrofílica) de la molécula de fosfolípido
  6. Región hidrofóbica de la molécula de fosfolípido
 www.puc.cl/sw_educ/neurociencias/ html/047.html

El colesterol es otro componente importante de la membrana. Se encuentra embebido en el área hidrofóbica de la misma, su presencia contribuye a la estabilidad de la membrana al interaccionar con las "colas" de la bicapa lipídica y contribuye a su fluidez evitando que las "colas" se "empaqueten" y vuelvan mas rígida la membrana (este efecto se observa sobre todo a baja temperatura).






Las membranas de las células vegetales no contienen colesterol, tampoco las de la mayoría de las células bacterianas.
 Las arqueobacterias poseen lípidos de membrana diferentes tanto de las bacterias como de los  eucariotas (incluyendo enlaces éter en lugar de enlaces ester en sus fosfolípidos). Algunas de ellas poseen esteroles en su membrana celular (una característica de eucariotas).
Las proteínas pueden estar suspendidas en la membrana, con sus regiones hidrofóbicas insertadas en ella y con las hidrofílicas que sobresalen ("stick out") hacia el exterior e interior de la célula. 
Diversas experiencias sugieren que estas proteínas no están fijas en un lugar de la membrana, sino que están relativamente libres para desplazarse lateralmente, por lo cual se originó el concepto de mosaico fluido.

 Proteínas de la membrana  

Las proteínas de la membrana pueden considerarse, de acuerdo a como se encuentran en la membrana, comprendidas en una de estas dos categorías:


integrales: estas proteínas tienen uno o mas segmentos que atraviesan la bicapa lipídica




periféricas: estas proteínas no tienen segmentos incluidos en la bicapa, interaccionan con las cabezas polares o bien con las proteínas integrales

La superficie externa de la membrana tiende a ser rica en glicolípidos que tienen su colas hidrofóbicas embebidas en la región hidrofóbica de la membrana y sus cabezas hacia el exterior de la célula.
 Ellos, junto a con los hidratos de carbono pegados a las proteínas (glicoproteínas), intervienen en el reconocimiento de lo propio ("self") de un organismo. Los antígenos de diferenciación, mas conocidos como antígenos CD (por Cluster of  Differentiation, grupo de diferenciación) no son otra cosa que  glicoproteínas que se expresan sobre la superficie de las membranas 




Esquema de un proteoglucano, estas glicoproteínas poseen una proporción de polisacáridos  mayor que lo usual.




Esquema de las Proteínas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH). Estas moléculas resultan claves para distinguir entre lo propio y lo ajeno por el sistema inmunitario.




Esquema de una proteína de transmembrana que actúa como receptor de quimiocinas

La Matriz Extracelular  

Las interacciones celulares resultan fundamentales para su integración en tejidos y su relación con células similares o diferentes.
Las células animales secretan alrededor de ellas un complejo retículo conformado por proteínas e hidratos de carbono que les crean un ambiente especial: la matriz extracelular. Entre sus principales componentes se cuentan:


el colágeno, fibras proteicas que confieren resistencia y fortaleza a la matriz

los proteoglucanos,  glicoproteínas que poseen una proporción de polisacáridos  mayor que lo usual. y confieren el alto grado de viscosidad característico de la matriz

las fibronectinas, proteínas  multiadhesivas, tienen afinidad tanto para el colágeno como para las integrinas de las células. Su función principal es la fijación de células a matrices que contienen colágeno.

La matriz extracelular de las células animales puede equipararse a la pared celular de las células vegetales, cuya composición química es muy diferente y se describe mas adelante.

Adhesión intercelular

 Un grupo de proteínas denominadas Moléculas de Adhesión Celular (MAC  o CAM por sus siglas en inglés) es el responsable de las interacciones entre células. Estas proteínas corresponden a  proteínas integrales de membrana , entre las mas importantes tenemos:


Cadherinas: son responsables de las interacciones entre células similares (interacciones homotípicas) y requieren de Ca ++ para dicha interacción, y entre otras características , se encuentra las de relacionarse (por su porción citosólica) al citoesqueleto Un ejemplos de uniones que contiene cadherina lo constituyen los desmosomas y las uniones adhesivas celulares y que confieren rigidez y fortaleza al conjunto de células que se unen para formar tejidos.

Selectinas: son responsables de las interacciones entre células diferentes (interacciones heterótípicas), se fijan a los hidratos de carbono de otras  moléculas de adhesión celular. Esta fijación es Ca++ dependiente y se realiza por medio de una lectina que se encuentra en el extremo de la molécula.

Uniones especializadas entre las células  




Esquema de un desmosoma


Esquema simplificado de uniones que se establecen entre células


Desmosomas que, como se observa en la figura superior, constan de una placa adosada a la cara citosólica de las respectivas membranas citoplasmáticas de las células que unen y, siendo las cadherinas los elementos que unen a las mismas.
La placa (formada por proteínas denominadas placoglobinas) se unen a filamentos intermedios del citoesqueleto (queratina).
Las cadherinas (en este caso proteínas de trasmembrana denominadas desmogleína y desmocolina) se fijan a la placa y se proyectan al espacio intercelular entrelazándose a las de la otra célula.

Uniones adherentes: se las encuentra generalmente en el tejido epitelial conformando una banda continua de moléculas de cadherina que en su porción citosólica se unen a un "cinturón" de proteínas adaptadoras que discurre en la cara citosólica de la membrana celular y relaciona a las cadherinas con el citoesqueleto (principalmente actina).

Unión estrecha u oclusiva: se las encuentra separando los líquidos extracelulares que bañan las regiones apicales y basales de las células (con el objeto de que cumplan sus respectivas funciones) y forman barreras que tornan impermeables determinadas cavidades (como la luz del intestino). En este tipo de relación entre células,  hileras de proteínas integrales de membrana (como la ocludina y la claudina) forman, con la porción que se proyecta al espacio intercelular,  uniones extremadamente fuertes con las similares de la célula adyacente y prácticamente fusionan ambas células estableciendo una unión impermeable. La porción citosólica de estas células se relaciona al citoesqueleto.

Comunicación intercelular  




Uniones comunicantes ( gap junctions)

Un tipo particular de unión entre células animales lo constituye la unión comunicante (gap junction), en este caso las membranas de ambas poseen proteínas que conforman semicanales de transmembrana, que las interconectan y permiten el paso de moléculas entre ambas.



 En las células vegetales las uniones intercelulares se extienden a través de las paredes celulares de células adyacentes y se denominan plasmodesmos. Al igual que las uniones comunicantes, conectan a ambas células permitiendo el paso de moléculas, pero en este caso la membrana celular conforma una lámina continua que "tapiza" el plasmodesmo y, por otra parte una extensión del retículo plasmático (el desmotúbulo) lo atraviesa y se conecta al citosol de la célula adyacente.

Adhesión entre las células y la matriz  

En los grupos organizado de células la matriz, entre otras funciones,  cumple la de organizar las células en tejidos amén de coordinarlas proporcionando el medio para que se propaguen señales que pueden indicar a las células que crezcan y proliferen. 



Esquema simplificado de la matriz celular, que muestra una de las relaciones entre componentes de la matriz y componentes del citoesqueleto.

La adhesión entre las células y la matriz esta mediada esencialmente por las integrinas: son las principales clases de Moléculas de Adhesión Celular que interaccionan entre la célula y la matriz (aunque las selectinas y proteoglucanos también intervienen en la fijación). Las integrinas están compuestas por dos subunidades diferentes (heterodímeros) que toman el nombre de alfa (con 17 tipos diferentes) y beta (con ocho tipos diferentes), lo cual permite un gran número de combinaciones. Las células generalmente presentan en su superficie varios tipos de integrinas.
La porción extracelular de la integrina se fija a las proteínas de la matriz y la citosólica se relaciona con proteínas adaptadoras que a su vez interactúan con el citoesqueleto.
 Algunas integrinas pueden además de mediar entre la célula y la matriz, intervenir en interacciones intercelulares.

2          TRANSPORTE DE NUTRIENTES
Lo primero que tiene que hacer un microorganismo a la hora de su nutrición es captar los nutrientes que necesite desde el medio exterior. Debido a que la bicapapa lipídica actúa como barrera que impide el paso de la mayor parte de las sustancias, esto significa que deben existir mecanismos específicos para lograr la entrada de los nutrientes. Además, teniendo en cuenta que las bacterias suelen vivir en medios diluidos, deben realizar un “trabajo” para trasladar muchos de esos nutrientes en contra del gradiente de concentración.
Tradicionalmente se viene considerando tres métodos principales de transporte de sustancias a través de la membrana:
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transporte pasivo inespecífico (= difusión simple);
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transporte pasivo específico (= difusión facilitada);
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transporte activo.
 Como veremos, los más importantes en procariotas son los sistemas de transporte activo.
2.1        TRANSPORTE PASIVO INESPECÍFICO O DIFUSIÓN SIMPLE
Este transporte consiste en la difusión pasiva de ciertas sustancias para las que la membrana es impermeable, debido a la diferencia de concentración (DC) a ambos lados de dicha membrana (la sustancia tiene mayor concentración fuera que dentro de la célula). Aparte de esta diferencia de concentración, en la difusión pasiva influyen:
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la constante de permeabilidad (P), es decir, el grado de permeabilidad de la membrana a la sustancia en cuestión;
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el área o superficie total (A) a través de la que se produce el transporte.
Las membranas citoplásmicas son impermeables en sí mismas a la mayor parte de las moléculas. Sólo se da en el caso de O2, CO2, NH3, agua y otras pequeñas sustancias polares no ionizadas.
La difusión simple se produce por el paso de estas sustancias a través de poros inespecíficos de la membrana citoplásmica.






2.2        TRANSPORTE PASIVO ESPECÍFICO O DIFUSIÓN FACILITADA
Es un proceso que permite el paso de compuestos por difusión a través de transportadores estereoespecíficos y (al igual que en el caso anterior) sobre la base de un gradiente de concentración (en la dirección termodinámicamente favorable).
El transportador suele ser una proteína integral de membrana (permeasa o facilitador), cuya conformación determina un canal interior, y por el cual un determinado sustrato puede alcanzar el interior, sin gasto de energía. Se piensa que cuando el soluto se une a la parte de la permeasa que da al exterior, esta proteína sufre un cambio conformacional que libera la molécula en el interior. Como al entrar la molécula, enseguida entra en el metabolismo y desaparece como tal, esto basta para mantener el gradiente de concentración que permite esta difusión. La difusión facilitada exhibe propiedades similares a las de las reacciones enzimáticas:
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Especificidad de sustrato: cada permeasa transporte un solo tipo de sustratos químicamente parecidos.
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Cinética de saturación de tipo Michaelis-Menten, es decir, la velocidad de transporte aumenta con la concentración de sustrato, hasta un valor límite (Vmax) por encima del cual ulteriores aumentos del soluto no aumentan dicha velocidad (debido a que todas las porinas disponibles están ya totalmente ocupadas):
Velocidad de entrada:            Vent = Vmáx  · [Sext] /Km + [Sext]
Velocidad de salida:   Vsal = Vmáx  · [Sint] /Km + [Sint]
Aunque este sistema de transporte es muy común en eucariotas, es muy raro encontrarlo en bacterias. La explicación evolutiva es que los procariotas suelen vivir en ambientes con pocas concentraciones de nutrientes, y por lo tanto no es frecuente que se den gradientes adecuados. Una de las pocas excepciones la constituye el glicerol, que es transportado por difusión facilitada en una amplia gama de bacterias, tanto Gram-positivas como Gram-negativas. Conforme el glicerol entra, es rápidamente convertido a glicerol-fosfato; por lo tanto, la concentración interna de glicerol como tal es prácticamente nula, lo que facilita esta difusión incluso a bajas concentraciones exteriores de esta sustancia. En Zymomonas existe un facilitador de membrana que transporta glucosa.
2.3        TRANSPORTE ACTIVO
Consiste en el transporte de sustancias en contra de un gradiente de concentración, lo que requiere un gasto energético. En la mayor parte de los casos este transporte activo (que supone un trabajo osmótico) se realiza
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a expensas de un gradiente de H+ (potencial electroquímico de protones) previamente creado a ambos lados de la membrana, por procesos de respiración y fotosíntesis;
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por hidrólisis de ATP.
Los sistemas de transporte activo son los más abundantes entre las bacterias, y se han seleccionado evolutivamente debido a que en sus medios naturales la mayoría de los procariotas se encuentran de forma permanente o transitoria con una baja concentración de nutrientes.
Los sistemas de transporte activo están basados en permeasas específicas e inducibles. El modo en que se acopla la energía metabólica con el transporte del soluto aún no está dilucidado, pero en general se maneja la hipótesis de que las permeasas, una vez captado el sustrato con gran afinidad, experimentan un cambio conformacional dependiente de energía que les hace perder dicha afinidad, lo que supone la liberación de la sustancia al interior celular.
Estudiaremos los siguientes tipos de transporte activo:
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transporte activo ligado a simporte de protones;
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transporte activo ligado a simporte de iones Na+
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transporte activo dirigido por ATP
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transporte acoplado a translocación de grupos.
2.3.1        TRANSPORTE ACTIVO LIGADO A SIMPORTE DE PROTONES
Como se recordará, el simporte se puede definir como el transporte simultáneo de dos sustratos en la misma dirección, por un mismo transportador sencillo. En el caso del transporte activo ligado a simporte de protones, lo que ocurre es que uno de los sustratos (H+) ha creado previamente un gradiente de concentración, cuya disipación es aprovechada por el otro sustrato para entrar con él. Este otro sustrato puede ser:
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una molécula de carga negativa: en este caso, su simporte ligado a protones tiende a disipar sólo el gradiente de concentración. Ejemplos: transporte de iones fosfato, de glutamato, etc.
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una molécula neutra: en este caso, su simporte tiende a disipar no sólo el gradiente de concentración, sino también el gradiente eléctrico. Ejemplo: en Escherichia coli, la lactosa usa una ß-galactósido-permeasa, que es una de las permeasas bacterianas más intensamente estudiadas.
Por otro lado, ciertas moléculas catiónicas (iones K+, lisina), son transportadas directamente a través de permeasas, en ausencia de simporte de protones.
2.3.2        TRANSPORTE ACTIVO LIGADO A SIMPORTE DE IONES SODIO
Se puede considerar una versión modificada del anterior: algunas sustancias no son transportadas activamente de forma directa por el potencial electroquímico de protones, sino indirectamente, a través de un gradiente de Na+ que a su vez se origina a expensas de dicha fuerza protón-motriz (fpm).
El sustrato entra por una permeasa, junto con iones Na+, pero a su vez este sodio se recicla por un sistema de antiporte, a expensas de la disipación del potencial de protones.
Ejemplo: el azúcar melibiosa, en el caso de la enterobacteria E. coli.
Estos dos tipos de transporte activo ligados a simporte quedan inhibidos si tratamos las células con algún agente ionóforo (p. ej., el antibiótico valinomicina), que destruye el potencial electroquímico de protones.
El transporte activo ligado a simporte de iones (H+, Na+) resulta muy económico, ya que sólo se gasta un protón por cada molécula transportada, mientras que por cada ATP sintetizado se suelen gastar 3 protones que se disipan en las ATPasas. Las permeasas que realizan este transporte suelen ser proteínas integrales de membrana provistas de unos 12 segmentos transmembranosos en configuración de a-hélice.

2.3.3        TRANSPORTE ACTIVO DIRIGIDO POR ATP
El tipo paradigmático de este tipo de transporte se denomina de transportadores ABC o ATPasas de tráfico, y se conocen muchos ejemplos en eubacterias y arqueas. Vamos a describir el caso de un sistema ABC en enterobacterias (como E. coli). Se trata de un sistema de varios componentes, en el que existen proteínas periplásmicas que captan el sustrato con gran afinidad, y lo llevan hasta unas proteínas de membrana, las cuales acoplan el paso de dicho sustrato hasta el citoplasma (sin alteralo químicamente) con la hidrólisis de ATP.
La denominación de "transportadores ABC" se debe a que en todos ellos existe una o dos proteínas periféricas de membrana citoplásmica que poseen un dominio (de unos 200 aminoácidos) conservado evolutivamente, denominado "cassette de unión a ATP" (las iniciales de ATP-binding cassette generan la sigla "ABC"). Al parecer este dominio ABC conservado es muy antiguo, y parece que ya existía antes de la divergencia evolutiva entre procariotas y eucariotas. Existen muchos ejemplos de proteínas ABC, tanto en procariotas como eucariotas (de hecho constituyen la mayor familia de proteínas filogenéticamente relacionadas de todo el mundo vivo). Los primeros ejemplos de esta gran familia estaban implicados en transportar sustancias a uno u otro lado de la membrana. En otro tema veremos ejemplos de transportadores ABC que funcionan "al revés" de los de este tema: son "exportadores" de proteínas recién sintetizadas que deben insertarse en las envueltas bacterianas o ser excretadas al medio. Pero se ha descubierto que la gran familia de proteínas ABC está implicada en otros procesos (regulación genética, reparación de ADN, patogenicidad, etc).
Elementos de este tipo de sistema:
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Porinas u otras proteínas de membrana externa para lograr la difusión del sustrato desde el medio hasta el espacio periplásmico.
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Proteína(s) solubles de espacio periplásmico que se unen al sustrato con gran afinidad.
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Un heterodímero formado por dos proteínas integrales de membrana (cada una de ellas posee 5 o 6 trechos en a-hélice que atraviesan la membrana citoplásmica), que son la permeasa propiamente dicha del sistema (el canal por donde pasa el sustrato).
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Dos proteínas periféricas de membrana citoplásmica, adosadas al lado citoplásmico, que incluyen el módulo conservado ABC que acopla la hidrólisis de ATP con el transporte unidireccional del sustrato a través de la membrana.
Modelo del mecanismo de este sistema:
1.      El sustrato exógeno normalmente entra al periplasma a través de algún canal inespecífico o porina de membrana externa (por ejemplo, en enterobacterias se pueden usar las porinas generales conocidas como OmpF y OmpC).
2.      La proteína periplásmica específica, antes de su unión al sustrato tiene una determinada configuración (denominada “abierta”), con dos grandes lóbulos globulares unidos formando un ángulo (la forma recuerda una almeja a medio abrir). Cuando el sustrato pasa al periplasma, la correspondiente proteína de unión periplásmica se une a él con gran afinidad (0.1-1 mM), y al unirse cambia de conformación. En esta configuración, llamada “cerrada”, el sustrato se encuentra “enterrado” entre los dos lóbulos de la proteína (“almeja cerrada”).
3.      Mientras tanto, el dímero de proteínas integrales de membrana (antes de la unión con la proteína periplásmica) se encuentra en un estado energizado pero incapaz de transportar sustrato. En esta situación, puede unirse (por la parte que da al periplasma) al complejo formado por la proteína periplásmica (en configuración “cerrada”) ligada al sustrato. Al hacer esto, el heterodímero de membrana cambia de conformación, de modo que ahora muestra mayor afinidad hacia la proteína periplásmica y se abre su canal para dejar entrar el sustrato.
4.      Entonces, el complejo de membrana alcanza su estado de mínima energía, y con ello descarga el sustrato en el citoplasma y se logra la separación de la proteína periplásmica (que vuelve a su configuración “abierta”).
5.      Finalmente, la hidrólisis de ATP catalizada por las proteínas periféricas ABC (adosadas a la membrana y asociadas a las proteínas integrales) suministra la energía para que el heterodímero de membrana vuelva a su estado energizado inicial, preparado así para otro ciclo de transporte.


 El sistema ABC de bacterias Gram-negativas, queda puesto de manifiesto cuando lo impedimos por algún procedimiento que altere o elimine la membrana externa (conversión a esferoplastos): Por ejemplo: tratemos E. coli con el quelante EDTA en una solución tamponada isotónica (con un 20% de sacarosa). Centrifugamos y el sedimento de células lo resuspendemos en una solución de MgCl2 en frío (0ºC). El resultado es que las proteínas del periplasma escapan al medio externo. Esto es un caso de tratamiento por choque osmótico que origina pérdida de contenidos del periplasma. Se comprueba que ciertos sistemas de transporte quedan inutilizados, debido a que requieren para su funcionamiento, amén de proteínas de membrana citoplásmica, otras específicas del espacio periplásmico. Por contra, este sistema no se ve afectado por los agentes ionóforos. Por esta razón, a este sistema en Gram-negativas se le ha llamado durante mucho tiempo “transporte activo sensible a choque osmótico”.
Los sistemas ABC de bacterias Gram-positivas están menos estudiados, pero en general se parecen a los de Gram-negativas, salvo que carecen del transportador libre periplásmico. En su lugar existe una proteína con funciones equivalentes (captar el nutriente del exterior), pero que está anclada al lado externo de la membrana citoplásmica, cerca del heterodímero integral de membrana (la unión es mediante su cisteína N-terminal, que se une a un fosfolípido).
Existen muchos ejemplos de transportadores procarióticos de tipo ABC, y cada uno de ellos está especializado en transportar un sustrato específico o varios sustratos parecidos. Ejemplo de sustratos transportados de esta forma:
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Monosacáridos como arabinosa, galactosa, maltosa, ribosa, xilosa, etc.
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Oligosacáridos
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Iones orgánicos e inorgánicos
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Aminoácidos como histidina, glicina, leucina, etc.
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Oligopéptidos
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Algunas vitaminas y metales.
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Sideróforos con hierro
2.3.4        TRANSPORTE ACOPLADO A TRANSLOCACION DE GRUPOS
Es un sistema de transporte que acopla la entrada del sustrato con su modificación química por unión covalente con un grupo químico. Estrictamente hablando, no es un transporte activo, porque no funciona en contra de un gradiente de concentración, pero se considera de hecho como activo, ya que la concentración del sustrato modificado dentro de la célula supera con creces a la del sustrato sin modificar en el exterior.
Este sistema supone un ahorro de energía metabólica: aunque en el transporte se gasta un enlace rico en energía, el sustrato queda modificado en su paso a través de la membrana en la forma que la bacteria emplea como primer intermediario de su ruta metabólica. Es decir, con un solo proceso se cumplen dos funciones distintas: transporte y preparación química para la ruta, que de todas formas habría que realizar. No es de extrañar que este tipo de transporte haya sido seleccionado frecuentemente en la evolución bacteriana, y que hoy lo encontremos en muchos procariotas, especialmente en bacterias anaerobias o aerobias facultativas que recurren a fermentaciones (recordar que las fermentaciones tienen un rendimiento energético menor que los procesos respiratorios; por lo tanto, es “lógico” que se seleccionen mecanismos ahorradores como el descrito).
El caso mejor estudiado de esta clase de transporte lo constituye el llamado sistema de fosfotransferasa de azúcares (según las casi inevitables iniciales inglesas: PTS).
En E. coli el sistema PTS permite el transporte de glucosa, manosa, fructosa y los polioles sorbitol y manitol.
Consta de varios componentes que funcionan como una cadena de transportadores del grupo fosfato de alta energía del fosfoenolpirúvico (PEP) hasta el azúcar a transportar en cuestión.
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Las dos primeras proteínas son inespecíficas respecto del azúcar (son comunes a los diversos sustratos a transportar), tienen localización citoplásmica y su síntesis es constitutiva. Se conocen como
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Enzima-I (EI)
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HPr (esta última es una pequeña proteína termoestable, rica en histidina).
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El otro componente, llamado Enzima II (EII) es específico de cada azúcar, y su síntesis es inducible por el correspondiente sustrato: Suele estar compuesto por tres subunidades o dominios:
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EIIA (hasta hace poco llamado EIII) es citoplásmico y soluble;
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EIIB es un dominio periférico de membrana: aunque es hidrófilo, se liga al lado citoplásmico de la membrana a través de EIIC.
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EIIC es una proteína integral de membrana
Veamos cómo funciona el sistema:
1.      Por un lado, el azúcar se une al enzima EIIC específico, pero éste por sí mismo no puede liberar al azúcar sin modificar en el interior celular.
2.      Mientras tanto, la EI cataliza (en presencia de Mg++) la transferencia del fosfato de alta energía del PEP a la HPr.
3.      La HPr fosforilada (HPr-P) transfiere el fosfato al enzima IIA específico del azúcar [p. ej., la glucosa (EIIAGlc ) o el manitol (EIIAMtl)].
4.      La EIIA-P rápidamente, y en presencia de Mg++, transfiere el fosfato a la enzima-IIB específica con la que se asocia (p. ej., EIIBGlc), que a su vez fosforila el azúcar (en el caso de la glucosa convirtiéndola en glucosa-6-P): en este momento la EIIC pierde su afinidad por el azúcar modificado, que de esta forma entra en el citoplasma, preparado ya para actuar como sustrato de la primera reacción del catabolismo de este azúcar.
Otros ejemplos de transporte acoplado a translocación de grupos:
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Entrada de ácidos grasos mediante un sistema de transferencia de Coenzima A, que los transforma en acil-CoA.
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Entrada de purinas y pirimidinas, mediante un sistema de fosforribosil-transferasas:
purina o pirimidina (exterior) + PRPP à NMP (interior) + P
            (PRPP = fosforribosil-pirofosfato)
            (NMP = nucleósido monofosfato)
En bacterias es frecuente encontrar varios sistemas de transporte para un mismo nutriente (p. ej., Escherichia coli posee cinco sistemas para transportar la galactosa y tres sistemas para algunos de los aminoácidos. Los diversos sistemas se diferencian en cuanto a su requerimiento energético, su afinidad, su regulación, etc. Lógicamente, la evolución ha debido seleccionar esta redundancia de sistemas de transporte con objeto de permitir que el microorganismo sobreviva bajo diversas circunstancias ambientales.

2.4        TRANSPORTE DE HIERRO
El hierro es un cofactor de muchas enzimas y citocromos, por lo que las bacterias necesitan captarlo. La captación de hierro se complica porque el ión férrico (Fe3+) es muy insoluble. Además, las bacterias que viven dentro de animales superiores tienen un problema: en los fluidos y tejidos de sus patrones el hierro libre es muy poco abundante (el hierro suele estar acomplejado con proteínas), por lo que se vuelve vital aprovisionarse con este elemento de alguna manera.
Muchas bacterias secretan unas moléculas de bajo peso molecular llamadas en general sideróforos, que son capaces de formar quelatos (complejos) con el hierro férrico. Por ejemplo, Escherichia coli secreta un sideróforo llamado enterobactina. Cuando la enterobactina se une al hierro, forma un complejo octaédrico, que luego se engarza con un receptor específico de la membrana externa, tras lo que el hierro se libera al espacio periplásmico, desde donde entra al citoplasma por medio de una proteína de unión periplásmica acoplada a un sistema ABC similar al visto más arriba.
3.1        MESOSOMAS
Son estructuras membranosas intracitoplásmicas que se observan en la mayor parte de las bacterias, constituidas por invaginaciones de la membrana citoplásmica.
Observación:
A microscopio óptico se pueden detectar con tinción negativa con ácido fosfotúngstico. A microscopio electrónico se observa que, por lo general, el mesosoma se ubica en determinadas localizaciones: sitios donde se inicia la división celular; tabiques transversales en crecimiento (incluyendo los que delimitan el compartimento de la endospora); zonas cercanas a los nucleoides (cuerpos nucleares). Desde hace mucho tiempo se viene discutiendo si los mesosomas son en realidad estructuras auténticas de la bacteria, o como dicen otros, meros artefactos de las técnicas microscópicas empleadas. El debate aún no está apagado, según algunos destacados microbiólogos.
Estructura y composición:
 Los mesosomas más característicos y patentes son los de bacterias Gram-positivas. Su aspecto al microscopio electrónico es el de repetidas invaginaciones de la membrana: una invaginación primaria en forma de sáculo irregular, de la que surge una invaginación secundaria, llamada túbulo mesosómico, que rellena el hueco de la invaginación primaria. El túbulo mesosómico suele consistir en un conjunto de pequeñas vesículas arrosariadas, o túbulos, conectados entre sí, a veces con aspecto de cebolla.
           
Los mesosomas de Gram-negativas son menos conspicuos y menos complejos: se manifiestan como pequeñas invaginaciones de la membrana, con forma laminar o a base de tubos dispuestos de forma verticilada.
Funciones:
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La porción de membrana del mesosoma correspondiente a la invaginación primaria (pero no así a la secundaria) posee una composición semejante a la de la membrana citoplásmica, por lo que se le pueden aplicar los papeles que ya hemos estudiado (transporte de electrones, síntesis de componentes de las envueltas...).
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Probable papel en la síntesis del septo transversal, quizá regulando las autolisinas implicadas en la división celular (véase tema 5bis).
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Puntos de anclaje del cromosoma bacteriano (y quizá de algunos plásmidos), actuando en la segregación de los cromosomas hijos a las células hermanas (y en el caso de las bacterias esporuladas, en la segregación de los cromosomas a los compartimentos de la célula madre (esporangio) y de la preespora.
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Zonas de secreción de ciertas exoenzimas (p. ej., penicilinasa en Bacillus).
3.2        CROMATÓFOROS
Son invaginaciones de la membrana citoplásmica de las bacterias purpúreas (un grupo de bacterias fotosintéticas anoxigénicas) que albergan su aparato fotosintético. Dependiendo de las especies, pueden adoptar formas variadas:
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A modo de vesículas huecas;
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capas de repliegues concéntricos, a modo de láminas paralelas, cercanas a la membrana citoplásmica;
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formando túbulos, aislados o en haces.
Los cromatóforos suponen obviamente una adaptación para aumentar la superficie de membrana útil capaz de realizar las funciones propias de la fotosíntesis.
3.3        OTRAS INVAGINACIONES
En muchas bacterias quimiolitoautrofas (especialmente las nitrificantes) existen invaginaciones de la membrana (a menudo denominadas citomembranas) que permiten una mayor superficie para la realización de sus actividades respiratorias. Sus formas y disposiciones son igualmente muy variadas (véanse fotomicrografías).
En Azotobacter, una bacteria aerobia fijadora de nitrógeno atmosférico, y que presenta una altísima tasa respiratoria, se pueden detectar también invaginaciones de membrana que aumentan la superficie disponible para sus intensos procesos de oxidación.
3.4        TILACOIDES
Son sacos membranosos aplastados presentes en las cianobacterias, que no están en continuidad con la membrana citoplásmica; en su cara externa se disponen filas de ficobilisomas (véase capítulo 7). El conjunto de membrana tilacoidal + ficobilisomas es el responsable de la fotosíntesis oxigénica en este grupo de procariotas.
BOOS, W., J.M. LUCHT. (1996): Periplasmic binding protein-dependent ABC transporters. En: “Escherichia coli and Salmonella typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.). American Society for Microbiology Press. Washington, D.C., págs. 1175-1223.
DANCHIN, A. (1987): Membrane integration of carbohydrate transport in bacteria. Microbiol. Sci. 4: 267-269.